Cómo hablar de la pérdida de un familiar en niños


Portal PDI│Ricardo Gurrola│24 octubre 2020

La pérdida de algún familiar siempre conlleva un duelo interno, por un lado tratando de aceptar que dicha persona está en un mejor lugar y que el llorar y quejarnos no nos regresará a nuestro familiar y por otro lado el no perder el recuerdo ni dejar morir definitivamente a esa persona tan querida ni aceptando la situación.
La realidad es que nunca estamos listos para darle un último adiós a esa persona tan querida pero, nunca nos enfocamos en nuestros niños y como viven este duelo o luto. Creemos que al estar pequeños no sufrirán la pérdida de sus seres queridos o que por su memoria nunca estará el sufrimiento, el dolor.
En primer lugar, hay que ver que todos enfrentamos la muerte de distinta forma y un niño que apenas está explorando el mundo de las emociones y sus altibajos es un hecho que va a experimentar de distinta forma el dolor a lo que normalmente haría un adulto. Es posible que los niños pequeños ni siquiera entiendan lo que significa la muerte, o que las personas que han muerto no regresarán.
Ellos podrían pensar que han hecho algo para causar la muerte. Por otro lado, podría parecer como si no les preocupara y pasar del llanto al juego sin problemas. También es normal que se sientan enojados con la persona que falleció (o con alguien más). A medida que los niños crecen, pueden comenzar a entender más, pero aún así necesitarán ayuda de sus padres y de otros cuidadores para aprender a procesar y enfrentar la pérdida.
En torno a los dos años el niño percibe la pérdida y sufre y pone los sentimientos en la separación, pero no puede comprender el significado de la muerte. No existe un concepto de la muerte, ésta equivale a la separación, bajo la percepción de que falta algo o alguien. Entre los cuatro y los seis años, tienen una comprensión limitada de la muerte.
Los pequeños, gracias a su pensamiento mágico, creen que quien muere, puede después volver a la vida. Un niño puede aceptar la noticia de la muerte con realidad y hablar de ella, aunque con la limitación en la expresión de sentimientos derivados de su corta edad.
Sin embargo, los niños pueden sufrir un retroceso de conductas que previamente dominaban, como el descontrol de esfínteres o el miedo a la separación. Para que el niño entienda qué es la muerte, suele ser útil hacer referencia a los muchos momentos de la vida cotidiana donde la muerte está presente: en la naturaleza, muerte de animales de compañía.
Entre los seis y los nueve años, los niños necesitan conceptualizar el hecho de la muerte; ya distinguen la fantasía de la realidad y pueden comprender la muerte y sus consecuencias. No obstante, amanece también el sentimiento de culpa, que puede aparecer viéndose el pequeño como responsable de alguna causa del fallecimiento.
Permitir al niño asistir y participar en el funeral o el entierro, puede ayudarle entender el paso de la muerte e iniciar mejor el proceso de duelo. Comentarle lo que va a ver o a oír, y si los padres están demasiado afectados, puede ser conveniente que otra persona (un familiar o amigo de la familia) se ocupe de atenderle y de acompañarle durante estos actos.
Ahora ¿quién debe decirle a un niño que un ser querido para el ya no estará nunca más? Debe hacerlo la persona más cercana al niño, de preferencia los padres, si alguno de los padres no puede controlar sus emociones o está muy alterado, puede ser el otro, la clave es no alarmar de más al niño, está bien llorar pero no desbordar en llanto. Si los padres no pueden decirle debe ser la segunda persona mas cercana. 
 ¿Qué debo decirle y como decírselo? Hay que buscar el mejor momento para hacerlo, puede ser al final del día o cuando estén en lugar donde él se sienta cómodo, aunque hay que dar la noticia lo más pronto posible para que no se entere de otras personas y no vea el sufrimiento de otras personas, esto puede afectar mucho al niño; también hay que usar un lenguaje directo y estar preparado para dar explicaciones breves de lo ocurrido, no dar detalles de mas ni alargar la plática, solo dar detalles cuando el los pida. Es mejor dar poca información y respuestas cortas y simples.
Un consejo que puedo ofrecerte es que no intentes “proteger” al niño, hay que dejar que ellos expresen sus emociones y no forzarlos a que oculten su tristeza, tampoco hay que suavizar las palabras y evitar frases como “fallecido, “se nos fue”, “lo perdimos” , los niños tienden a ser muy literales y podría confundirlos o crearles algún miedo o ansiedad al respecto o incluso una falsa creencia de que volverán y que no es permanente el morir.
También a los niños les favorece seguir rutinas para poder afrontar el duelo, hay que tener en cuenta que es tardado pero ser mas beneficioso mantener rutinas para afrontarlo de la mejor manera.
Por ultimo, conmemorar a la persona fallecida, es parte fundamental de un duelo. Que no se hagan prohibiciones al respecto de la persona, como si fuera malo hablar de ello. Es bueno hablar de recuerdo, mencionar el nombre de la persona e incluso dejar las fotos de la persona por un tiempo, eso está bien.


L.P. Ricardo Gurrola “Vivir Bien, Vivir, Mejor”

Psicólogo Zapotlanejo Ricardo Gurrola Portal Zapotlanejo


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